Dejar la dieta


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Mayte era ese tipo de mujer que podía comer todo lo que quisiera sin preocuparse de su peso, simplemente con una semana comiendo menos o un poco de ejercicio ya volvía a perder lo ganado.

Pero con el paso de tiempo y los años se dio cuenta que su cuerpo cambiaba, ya no reaccionaba tan bien como antes. El comer de todo sin control estaba empezando a costarle caro.

Pero no estaba dispuesta a hacer otra dieta. Detestaba la idea de pasar hambre o no poder disfrutar de la comida… (¿no lo detestas tú también?).

Ya había visto a amigas y a su madre pasar por ese martirio… por ejemplo comiendo sólo verduras hervidas, pescado blanco a la plancha, pavo a la plancha… comida triste y sin sabor, para no conseguir ningún cambio notable en su peso.

Pero los resultados fueron malísimos, se machacó durante semanas y no consiguió bajar ni un gramo.

Aunque seguía saliendo con sus amigos de toda la vida, evitaba ver a sus amigos y familiares que veía más de vez en cuando, para que no notaran que había subido tanto peso.

¿Conoces esa sensación de tener miedo que tu pareja te vea sin ropa? ¿tener la sensación que por culpa de esos kilos ya no le vas a gustar y que no te va a mirar igual que antes? ¿sentir vergüenza con la persona con la que se supone que tienes más confianza en este mundo?

En este punto de desánimo, de desesperación por no saber qué hacer para perder esos kilos que te sobran y volver a sentirte bien, es cuando las estúpidas “dietas milagro” parecen la única solución posible.

“Mayte, encontré una dieta buenísima! ¿La hacemos juntas? Así nos apoyamos mutuamente…

Pero no le convenció para nada. Restringía demasiados alimentos que son sanos… ¿qué necesidad había de dejar de comer frutas y verduras?

Para colmo, luego descubrió que su hermana la estaba haciendo y que su madre también quería empezar.

Pero ella no cayó en la trampa, sino que se puso a investigar. Tuvo que hacerlo, ¡la salud de madre y hermana estaban en juego!

Yo soy La Chica de la Dieta, autora del blog de Mi Nueva Dieta (puedes venir a conocerme en la página de Mi Nueva Dieta en Facebook).

Gracias a la información que compartí con ella, Mayte logró bajar de peso (hasta 1 kg por semana) y volver a sentirse igual de bien que a los 20 años. Llena de vitalidad. Y sin sufrir efecto rebote.

Y ahora voy a contarte cuáles fueron los consejos que le di a Mayte en aquel momento, para que tú también puedas obtener resultados y dejes de estar sufirendo con las dietas milagro.

Vas a descubrir cómo haciendo unos pequeños cambios puedes darle un gran empujón a tu metabolismo, para que no tengas que seguir aguantando hambre y muriéndote de antojos para evitar engordar.

Lo primero que hizo fue cambiar el azúcar por stevia y dejar de comer pan y pasta hechos con harina refinada.

Nada más con eso (sí, nada más con eso) Mayte empezó a perder peso rapidísimo… ¡3 kilos en tres semanas!

Fue tan brusco que estaba asustada por la velocidad a la que adelgazaba. Al fin y al cabo sólo había realizado unos pequeños cambios en su dieta.

Pero en poco tiempo se dio cuenta que estaba comiendo bien, sano de verdad. Se sentía llena de energía y más activa.

Otro paso importante: Cambió el tradicional desayuno de café...

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